La palabra justa (es lo de menos)

¿Ya conté mi experiencia del jueves pasado en el Día 1 del Pepsi Music? Fue la fecha en que tocaron Gossip (una banda que no conocía y me gustó) y Garbage. Kasabian estaba pautado para el mismo show, pero guitarrista se enfermó y cancelaron. Mejor, más de Shirley Manson para todos.

Con el tiempo le fui perdiendo el gusto a las reseñas de shows. A hacerlas y a leerlas. No me refiero a las crónicas que incluyen anécdotas, buena data y un cierto aire a backstage, a relato legendario. Es sólo que me dejaron de interesar los racontos de shows con exceso de adjetivos y un endiosamiento digno de delirio post recital que deja al cronista como un groupie encandilado que lucha por transmitir su euforia con palabras.

Oh, sí, conozco ese sentimiento.

Por eso, debo confesar que iba a titular este post "Shirley es una perra y la amamos", pero creo que no tiene mucho sentido, porque tendría que explicar en qué modo la cantante de Garbage personifica la actitud de "ustedes están para servirme" que toda buena dominatrix debe tener. Como cuando confesó que desde hace años soñaba escuchar el "olé olé olé" del público argentino.

Dicho sea de paso, adoré a la pulposa cantante de Gossip con sus alaridos, su whisky y su vestido ceñido de cuerina negra. ¿Quién sabe? Quizás la próxima vez que estén en Buenos Aires sea capaz de verlos de nuevo y pueda comparar sus shows para tener una crítica y no sólo el fervor del converso. Con Jane's Adiction me pasó eso. Y no me pregunten por U2, porque soy capaz de desarrollar una tesis sobre cómo la parafernalia de marketing humanitario de Bono mató la creatividad que solían tener.

A todo esto, un show del carajo el de Garbage, ¿eh? Por suerte no llovió esa noche porque sino hubiese sido un desastre con el temporal en la Costanera Sur. Pero no. Re lindo todo...

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