Una ola inminente

Estoy temblando. No de frío ni por sueño o falta de comida, sino de nervios. Tiemblo por la ansiedad que provoca ver cómo se levanta la ola sobre la rompiente. Dicho sin tanta pompa, estoy inquieta porque veo que se arma frente el final inminente de una historia, que podría ser una salvajada de palabras, un ataque verbal o nada más la irrupción de un mensaje escueto, compacto y sincero.

A veces los comentarios más ligeros y casuales se convierten en esa astilla diminuta que te jode el dedo, te lo hincha y provoca dolor. Qué se yo, pasa. La otra persona cree que está llenando el vacío con su voz sólo para matar el tiempo y el silencio, y en vez le sale decir lo que realmente piensa. Y uno se queda pensando en eso como si fuera una verdad metafísica en vez de un comentario al pasar.

La cosa es que toda esta situación me tiene ansiosa. Cuando uno ve que la ola le va a romper en la cabeza hay una milésima de segundo en que piensa en zambullirse y esquivarla, y otra en la que imagina cuánto le irá a doler el golpe del agua en la cabeza. Bueno, por lo menos a mí me pasa así (de más está decir que en el mar parezco una morsa bruta más que un ágil delfín).

¿Se acuerdan de "La historia del periodista y su bella dama"? Parece que se pudrió todo. Hace casi un mes empezaron los mensajes cifrados en una sección de la revista Paparazzi donde se hablaba de un periodista que buscaba recuperar el beneplácito de una "preciosa chica". Con el correr de las semanas se supo que hubo una pelea, que él está arrepentido y que considera que es tiempo de hacer las paces.

No hay "tontos"en esta Tierra, salvo los que evitan sentir algo
Pero parece que la señorita en cuestión necesita su tiempo y espacio para volver a sonreír al periodista. Y también parece que él no es un dechado de paciencia y encantos. Al menos esa es mi conjetura porque, para ser honesta, me encariñé con este culebrón de redacción tan servido en las páginas de la revista que llega todos los viernes al trabajo.

Como si fuera la recta final de una novela de la tarde en pleno enero, yo sigo las publicaciones de la revista sobre el periodista y su bella dama. Claro que en la última entrega el mensaje es más escueto y yo di por sentado que se trata de los mismos personajes de siempre. Si no son ellos, ¿sobre quién estallará la ola?


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